Esta obra teatral, casi grotesca de Los niños perdidos de Laila Ripoll, aparecen varios temas a destacar, aparte del poder y la violencia, como el recuerdo, la amistad y la situación patética de los trenes en la Guerra Civil española.
En primera instancia, señalar el tema de la amistad. En esta obra aparece los personajes de Lázaro, Marqués, Cucachica y Tuso, los cuales, se unen por una relación de confraternidad, ya que la Sor al encerrar a Cucachica en el desván del orfanato, Lázaro y Marqués van a socorrerlo, pero ésta mata a los tres: a Cucachica lo tira por la ventana, y a Lázaro y Marqués de una paliza, por ir ayudar a su amigo. Asimismo, como muestra de fraternidad, Tuso tira por las escaleras a la Sor, en venganza por lo que había hecho a sus compañeros, y ésta muere. Destaca aquí el poder de la amistad más allá de la muerte, en la que estos personajes, fallecen a intentar salvar a Cucachica, excepto Tuso, que utiliza el poder de la venganza.
En segunda instancia, despuntar el tema del recuerdo, que es el que da vida a la obra. Es el recuerdo de Tuso, el que mantiene vivo a los demás personajes, y no los deja ir hacia el "más allá". Al final de esta remembranza, Tuso le cuenta la verdad a los niños, y éstos desaparecen con una luz, dejando solo a Tuso, personaje de unos 50 años.
Y por último, pero no menos importante, aparece el tema de la situación en los trenes en esta guerra: viajaban en una situación penosa, con hambre, multitud de personas, tanto niños como mujeres y hombres huyendo de la contienda. Se podía ver en esa patética situación como Cucachica viajaba incluso, hasta con muertos, que pasaba frío, hambre y en la que la suciedad y la poca higiene impregnaban el ambiente.
Estos temas aparecen en la obra teatral de Los niños perdidos, entre otros. Obra en la que se mezcla el patetismo, la tragedia, incluso el humor.
miércoles, 25 de junio de 2014
La persuasión en La paz perpetua
En la obra teatral de La paz perpetua de Mayorga aparecen los temas como la violencia, el terrorismo, el poder... y también, cabe destacar la comunicación que tienen los personajes entre ellos y la persuasión que ejerce Odín, entre los demás personajes: Enmanuel y John-John.
Entre los personajes, que son perros, hay una comunicación predominantemente hostil, además de la competitividad que hay con estos personajes, sobre todo con Odín y John-John: : "Sólo el ganador saldrá de aquí, con un collar blanco [...] dos seremos convertidos en salchichas". Este lenguaje rivalizado, es expresado básicamente por Odín, el cual, llega a la persuasión, para que los demás personajes, Enmanuel y John-John pierdan la prueba. Odín, pretende dominar la mente de los otros dos perros, incitando por ejemplo, a que John-John mate a Enmanuel, basándose en una mentira que supuestamente el perro filosófico había dicho:
"Odín: ¿Sabes lo que me acaba de decir sobre ti?
John-John: ¿Qué? ¿Qué te ha dicho de mi?.
Odín: << Mucho músculo, pero tiene menos calles que Venecia>> [...] << Que eres un primaveras. Un panoli. Eso va diciendo de ti>>"
Esta conversación refleja el toque picaro, callejero de Odín, con palabras malintencionas e intentando convencer a John-John, para que éste mate a Enmanuel y lo anima para que así se cumpla su intención:
"Odín: ¿Qué te pide tu instinto?
John-John: Matarlo.
Odín: Quiero verlo a tus pies, con el cuello partido, desangrándose."
En este caso, Odín no consigue su propósito, ya que Enmanuel es un perro que destaca por su razonamiento filosófico y su forma de pensar, el cual, también ejerce influencia en los demás personajes, pero de una forma más amena, sobre todo en John-John, que es aparentemente el perro más fuerte, pero el más ingenuo e influenciable. Esto se puede ver cuando John-John, pretende atacar a Enmanuel, éste lo frena con: "¿Tú crees en Dios?", y a partir de ahí, empieza una conversación filosófica. Pero, aunque Enmanuel, con su filosofía pretenda de algún modo, dominar a los demás, Odín y John-John, al final de la obra, lo matan. ya que su filosofía o su modo de actuar y de pensar no es propio para la situación ni para ese lugar.
Entre estos personajes, desde un principio hay una tensión de competitividad en la que los tres perros intentan sacar su mejor baza: Enmanuel la filosofía, John-John la fuerza y Odín el intelecto como la persuasión para conseguir su propósito: ganar el collar blanco y ser un K7.
Entre los personajes, que son perros, hay una comunicación predominantemente hostil, además de la competitividad que hay con estos personajes, sobre todo con Odín y John-John: : "Sólo el ganador saldrá de aquí, con un collar blanco [...] dos seremos convertidos en salchichas". Este lenguaje rivalizado, es expresado básicamente por Odín, el cual, llega a la persuasión, para que los demás personajes, Enmanuel y John-John pierdan la prueba. Odín, pretende dominar la mente de los otros dos perros, incitando por ejemplo, a que John-John mate a Enmanuel, basándose en una mentira que supuestamente el perro filosófico había dicho:
"Odín: ¿Sabes lo que me acaba de decir sobre ti?
John-John: ¿Qué? ¿Qué te ha dicho de mi?.
Odín: << Mucho músculo, pero tiene menos calles que Venecia>> [...] << Que eres un primaveras. Un panoli. Eso va diciendo de ti>>"
Esta conversación refleja el toque picaro, callejero de Odín, con palabras malintencionas e intentando convencer a John-John, para que éste mate a Enmanuel y lo anima para que así se cumpla su intención:
"Odín: ¿Qué te pide tu instinto?
John-John: Matarlo.
Odín: Quiero verlo a tus pies, con el cuello partido, desangrándose."
En este caso, Odín no consigue su propósito, ya que Enmanuel es un perro que destaca por su razonamiento filosófico y su forma de pensar, el cual, también ejerce influencia en los demás personajes, pero de una forma más amena, sobre todo en John-John, que es aparentemente el perro más fuerte, pero el más ingenuo e influenciable. Esto se puede ver cuando John-John, pretende atacar a Enmanuel, éste lo frena con: "¿Tú crees en Dios?", y a partir de ahí, empieza una conversación filosófica. Pero, aunque Enmanuel, con su filosofía pretenda de algún modo, dominar a los demás, Odín y John-John, al final de la obra, lo matan. ya que su filosofía o su modo de actuar y de pensar no es propio para la situación ni para ese lugar.
Entre estos personajes, desde un principio hay una tensión de competitividad en la que los tres perros intentan sacar su mejor baza: Enmanuel la filosofía, John-John la fuerza y Odín el intelecto como la persuasión para conseguir su propósito: ganar el collar blanco y ser un K7.
El poder y la violencia en Los niños perdidos.
Los niños perdidos, cuya autora es Laila Ripoll, narra la historia de cuatro niños: Marqués, Lázaro, Cucachica y Tuso, los cuales se encontraban en una especie de orfanato durante la Guerra Civil Española. Estos niños, están escondidos en el ático, ya que un personaje, Sor, los ha castigado allí. Sor es una monja ciega a la que interpreta Tuso a modo de burla. Los niños juegan en el ático, hasta que al final Tuso le cuenta la verdad: Marqués, Lázaro y Cucachica están muertos, al igual que la Sor, que también murió cuando Tuso la tiró por la escalera.
En esta historia, aparece el poder en varios sentidos: Lázaro representa el poder con los demás niños. Es el "mayor" de todos, también intenta ejercer el poder Marqués con Cucachica, al ser éste mayor que él. Otro poder importante que aparece es el de la Sor, el poder del terror, la cual, tiene a los niños atemorizados, ya que ella misma los mató. Con este poder aparece poderes exteriores como el de la Guerra Civil, el poder de la religión representado por la Sor, el poder de la dictadura y del fascismo, que se refleja en las canciones que cantan los niños...
En cuanto a la violencia, aparece cuando los niños se pelean entre ellos, sobre todo Marqués y Lázaro y el bombardeo de la guerra. Pero la violencia se ensalza cuando se describe las muertes de los niños a manos de la Sor: mata a Marqués y a Lázaro en una paliza, cuando ellos intentan buscar a Cucachica, y a éste último lo mata tirándolo por la ventana, de ahí a que en la obra, el personaje tenga pánico a la ventana.
martes, 10 de junio de 2014
El poder y la violencia en La paz perpetua.
La paz perpetua es una obra teatral de Juan Mayorga, en la cual aparece tres perros: Odín, John-John y Enmanuel. Estos tres personajes están en una habitación encerrados, en la cual, hay dos puertas: la puerta A y la puerta B. En esta habitación aparece un Humano y otro perro: Casius. Este último, parece el perro jefe, y John-John se dirige a él como alguien importante. Estos perros tienen que someterse a tres pruebas, de las cuales, solo uno resultará ganador para aspirar a un trabajo muy importante. En la trama, aparece el tema de la violencia, por ejemplo al marcar el territorio con las colas o las peleas entre ellos. El perro más agresivo es John-John, un perro policía. John-John utiliza la violencia para darse a respetar, aunque la violencia más importante es la final. En la última prueba, John-John y Odín matan a Enmanuel. Con esta violencia aparece el concepto del poder. Este poder lo ejerce el perro Casius, que es un K7 y es como si fuera un perro "jefe". También aparece el poder de la democracia, de los derechos, de la ley, pero reflejado en el poder de la palabra:
Odín: a tu edad, ya deberías saber lo que los hombres hacen con las palabras: "Terrorismo", "Derechos humanos", "Democracia". Ellos usan las palabras.
El poder de persuadir, de convencer y de incitar lo ejerce Odín, el cual, utiliza estos métodos para su beneficio y ganar él la prueba.
Odín: a tu edad, ya deberías saber lo que los hombres hacen con las palabras: "Terrorismo", "Derechos humanos", "Democracia". Ellos usan las palabras.
El poder de persuadir, de convencer y de incitar lo ejerce Odín, el cual, utiliza estos métodos para su beneficio y ganar él la prueba.
El poder y la violencia en Don Álvaro o la fuerza del sino y Bodas de Sangre.
En la obra dramática de Don Álvaro o la fuerza del sino, cuyo autor es Duque de Rivas, aparece el tema del poder, en varios sentidos. En primer lugar, aparece el poder patriarcal encarnado en el personaje del Marqués de Calatrava, padre de Leonor, el cual, ejerce el poder paternal, por ejemplo, al negarse que su hija se case con Don Álvaro, y en segundo lugar, aparece el poder más importante, que es el poder del destino trágico e inevitable de los personajes, que se incluye también en el título de la obra. Este destino viene marcado principalmente por la venganza. Esta venganza la ejerce los hijos del Marqués de Calatrava para limpiar el honor de su familia, ya que Don Álvaro mató (accidentalmente a su padre), y a partir de esta búsqueda del honor, aparece el tema de la violencia, la cual se manifiesta principalmente en la jornada V.
D. ALFONSO. Pues no perdamos más tiempo,
y que las espadas hablen.
D. ÁLVARO. Vamos: mas antes es fuerza
que un gran secreto os declare,
pues que de uno de nosotros
es la muerte irrevocable:
y si yo caigo es forzoso
que sepáis en este trance
a quién habéis dado muerte,
que puede ser importante.
Junto a esta violencia, aparece también el satanismo:
D. ÁLVARO. (Volviendo al furor).
¿Eres monstruo del infierno,
prodigio de atrocidades?
DON ÁLVARO. (Aterrado.) ¡No, yo no soy más que un réprobo, presa
infeliz del demonio! Mis palabras sacrílegas
aumentarían vuestra condenación.
En la obra trágica de Federico García Lorca, Bodas de sangre, también aparecen estos dos temas. En esta obra, el poder lo ejerce la Madre del novio, es decir, es un poder matriarcal, ya que ella es la que habla por él cuando va a pedirle la mano al padre de la Novia, para su hijo. Además del poder matriarcal, aparece el poder de la simbología, como el cuchillo, la luna o el caballo, entre otros, los cuales, atrae la violencia que es engendrada por la traición, la venganza y sobretodo por la pasión. Dicha pasión es la que marca la tragedia con el duelo entre Leonardo y el Novio.
Mendiga:
Flores rotas los ojos, y sus dientes
dos puñados de nieve endurecida.
Los dos cayeron, y la novia vuelve
teñida en sangre falda y cabellera.
Cubiertos con dos mantas ellos vienen
sobre los hombros de los mozos altos.
Así fue; nada más. Era lo justo.
Sobre la flor del oro, sucia arena.
Se podría decir, que el destino también ejerce un poder en esta obra, ya que aparece reflejado constantemente en sus páginas, a través de las palabras, de la Madre, la Suegra o de los símbolos.
Suegra:
Nana, niño, nana
del caballo grande
que no quiso el agua.
El agua era negra
dentro de las ramas.
Cuando llega el puente
se detiene y canta.
¿Quién dirá, mi niño,
lo que tiene el agua
con su larga cola
por su verde sala?
Mujer: Eso dije. Pero el caballo estaba reventando de sudor
D. ALFONSO. Pues no perdamos más tiempo,
y que las espadas hablen.
D. ÁLVARO. Vamos: mas antes es fuerza
que un gran secreto os declare,
pues que de uno de nosotros
es la muerte irrevocable:
y si yo caigo es forzoso
que sepáis en este trance
a quién habéis dado muerte,
que puede ser importante.
Junto a esta violencia, aparece también el satanismo:
D. ÁLVARO. (Volviendo al furor).
¿Eres monstruo del infierno,
prodigio de atrocidades?
DON ÁLVARO. (Aterrado.) ¡No, yo no soy más que un réprobo, presa
infeliz del demonio! Mis palabras sacrílegas
aumentarían vuestra condenación.
En la obra trágica de Federico García Lorca, Bodas de sangre, también aparecen estos dos temas. En esta obra, el poder lo ejerce la Madre del novio, es decir, es un poder matriarcal, ya que ella es la que habla por él cuando va a pedirle la mano al padre de la Novia, para su hijo. Además del poder matriarcal, aparece el poder de la simbología, como el cuchillo, la luna o el caballo, entre otros, los cuales, atrae la violencia que es engendrada por la traición, la venganza y sobretodo por la pasión. Dicha pasión es la que marca la tragedia con el duelo entre Leonardo y el Novio.
Mendiga:
Flores rotas los ojos, y sus dientes
dos puñados de nieve endurecida.
Los dos cayeron, y la novia vuelve
teñida en sangre falda y cabellera.
Cubiertos con dos mantas ellos vienen
sobre los hombros de los mozos altos.
Así fue; nada más. Era lo justo.
Sobre la flor del oro, sucia arena.
Se podría decir, que el destino también ejerce un poder en esta obra, ya que aparece reflejado constantemente en sus páginas, a través de las palabras, de la Madre, la Suegra o de los símbolos.
Suegra:
Nana, niño, nana
del caballo grande
que no quiso el agua.
El agua era negra
dentro de las ramas.
Cuando llega el puente
se detiene y canta.
¿Quién dirá, mi niño,
lo que tiene el agua
con su larga cola
por su verde sala?
Mujer: Eso dije. Pero el caballo estaba reventando de sudor
domingo, 18 de mayo de 2014
Los símbolos en la obra Bodas de sangre de Federico García Lorca.
En esta obra teatral del gran Federico García Lorca, destaca, además de su argumento, los símbolos que el autor expresa en ella. Uno de los símbolos más importante que aparece, tanto al principio como al final de la obra y que desata la tragedia es el cuchillo, la navaja o el puñal. Este instrumento es un arma de sacrificio que el autor toma como símbolo de la muerte, tema esencial en la obra anticipando la tragedia desde el primer acto en boca de la madre:
"La navaja, la navaja... Malditas sean todas las navajas y el bribón que las inventó.".
"¿Y es justo y puede ser que una cosa pequeña como una pistola o una navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro?".
"No... Si hablo es porque... ¿Cómo no voy a hablar viéndote salir por esa puerta? Es que no me gusta que lleves navaja. Es que... que no quisiera que salieras al campo.".
Hasta en el último acto, también dicha por la madre:
" Vecinas, con un cuchillo,
con un cuchillito,
en un día señalado, entre las dos y las tres,
se mataron los dos hombres del amor.".
Este símbolo aparece en toda la obra como símbolo de la muerte y de la amenaza hasta la tragedia final.
"La navaja, la navaja... Malditas sean todas las navajas y el bribón que las inventó.".
"¿Y es justo y puede ser que una cosa pequeña como una pistola o una navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro?".
"No... Si hablo es porque... ¿Cómo no voy a hablar viéndote salir por esa puerta? Es que no me gusta que lleves navaja. Es que... que no quisiera que salieras al campo.".
Hasta en el último acto, también dicha por la madre:
" Vecinas, con un cuchillo,
con un cuchillito,
en un día señalado, entre las dos y las tres,
se mataron los dos hombres del amor.".
Este símbolo aparece en toda la obra como símbolo de la muerte y de la amenaza hasta la tragedia final.
Tras este símbolo tan característico del teatro de Lorca, aparece la luna. La luna se convierte en un personaje dramático y esencial para la tragedia que actúa como mensajera de la muerte de los protagonistas masculinos: Leonardo y el Novio. Aparece disfrazada de un leñador con la cara blanca, el cual, simboliza el fin de la existencia vital en la naturaleza, pero en esta ocasión de el fin de estos dos personajes. Es un símbolo de fatalidad y que además rompe el realismo de la obra para dar paso a la fantasía.
" LEÑADOR 1º: Cuando salga la luna los verán.".
" LEÑADOR 3º:
Ahora sale la luna. Vamos a darnos prisa.
(Por la izquierda surge una claridad.)".
" LEÑADOR 3º:
¡Ay luna mala!.
Deja para el amor la oscura rama.".
"LUNA: ...
La luna deja un cuchillo
abandonado en el aire,
que siendo acecho de plomo
quiere ser dolor de sangre..."
Además de estos dos símbolos, aparece el caballo. El caballo simboliza el sexo, la pasión y la virilidad y que está asociado a uno de los personajes protagonistas: Leonardo.
"NOVIA:
Un hombre con su caballo sabe mucho y puede mucho para poder
estrujar a una muchacha metida en un desierto. Pero yo tengo
orgullo. Por eso me caso. Y me encerraré con mi marido, a quien
tengo que querer por encima de todo."
Pero además de ser un símbolo de erótico y de masculinidad, representa la muerte. Destaca sobretodo en los pasajes, en los cuales, la Suegra y la Mujer, le cantan una nana al hijo de Leonardo.
"SUEGRA:
Nana, niño, nana
del caballo grande
que no quiso el agua.
El agua era negra
dentro de las ramas."
"MUJER (Bajo):
Duérmete, clavel,
que el caballo no quiere beber."
Además de las intervenciones de la Suegra, la cual, nombra varias veces a este animal:
" SUEGRA (Saliendo):
Pero, ¿quién da esas carreras al caballo? Está abajo, tendido, con
los ojos desorbitados como si llegara del fin del mundo."
Este símbolo, junto al cuchillo, auguran la tragedia que sucederá al final de la obra.
Por último, destacar, entre otros muchos más, el símbolo del agua o del río, el cual simboliza el fluir de la vida, y con el impulso sexual. Se identifica, además, con la muerte, la renovación y la fertilidad.
" LUNA:
Cisne redondo en el río,
ojo de las catedrales,
alba fingida en las hojas
soy; ¡no podrán escaparse!"
" MENDIGA:
Esa luna se va, y ellos se acercan.
De aquí no pasan. El rumor del río
apagará con el rumor de troncos
el desgarrado vuelo de los gritos."
" NOVIA:
¡Porque yo me fui con el otro, me fui! (Con angustia.) Tú también
te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas por
dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de agua de la que yo
esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno
de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar
entre dientes."
"MUJER: No quiso tocar
la orilla mojada
su belfo caliente
con moscas de plata.
A los montes duros
sólo relinchaba
con el río muerto
sobre la garganta."
Estos son algunos de los símbolos que aparecen en la obra trágica de Bodas de Sangre, además de otros símbolos como las flores, los colores, Leonardo, la corona de azahar.... que hacen de esta obra un clásico de la literatura española.
La aparición del satanismo en la obra teatral Don Álvaro o la fuerza del sino.
En esta obra de el Duque de Rivas, aparece como colofón referencias al satanismo característico al movimiento literario que se manifestaba en esta época: el Romanticismo. Esta característica diabólica se presenta en numerosos pasajes de la jornada V de esta magnífica obra romántica.
Aparece en la escena II el Hermano Melitón hablando con el Padre Guardián. En esta conversación, dialogan sobre el padre Rafael, sobre todo el Hermano Melitón que lo va describiendo a lo largo de la escena como un ser que tiene "genio" y "orgullo", que hace gestos (visajes) como si viera un espíritu, y recalca la misteriosa procedencia del personaje (misterio que aparece a lo largo de la obra).
Aparece en la escena II el Hermano Melitón hablando con el Padre Guardián. En esta conversación, dialogan sobre el padre Rafael, sobre todo el Hermano Melitón que lo va describiendo a lo largo de la escena como un ser que tiene "genio" y "orgullo", que hace gestos (visajes) como si viera un espíritu, y recalca la misteriosa procedencia del personaje (misterio que aparece a lo largo de la obra).
"Y como vino al convento de un modo tan raro, y nadie lo viene nunca a ver, ni sabemos dónde nació..."
Siguen conversando, sobre este enigmático personaje, y el Hermano Melitón recuerda la leyenda de el demonio que se hizo fraile, y lo compara con el padre Rafael, que es Don Álvaro, porque destaca en él la agresividad y la forma de mirar:
"...de cuando se hizo fraile de nuestra orden el demonio, y que estuvo allá en un convento algunos meses. Y se me ocurre si el padre Rafael será alguna cosa así..., pues tiene unos repentes, una fuerza y un mirar de ojos...".
Ya en la escena III, aparece el otro personaje, el cual, también tiene connotaciones satánicas: Don Alfonso, el que, además, se dirige a Don Álvaro como: "El del infierno.".
En la escena VI, aparecen los dos personajes satánicos: Don Álvaro y Don Alfonso, en la cual, aparecen connotaciones infernales, como las que pronuncia el protagonista romántico:
"¿De nuevo el triunfo asegura
el infierno, y se desploma
mi alma en su sima profunda?".
"No.., no triunfa
tampoco con esta industria
de mi constancia el infierno.
Retiraos, señor."
"¿Qué hiciste?... ¡Insensato!.
Ya tu sentencia es segura:
Hora es de muerte, de muerte.
El infierno me confunda,
"¡Voy al infierno!"
En la escena VIII, el Hermano Melitón, que da el punto cómico a la obra, piensa que Don Alfonso, también proviene del infierno:
"También que era del infierno
dijo, para mi gobierno,
aquel nuevo personaje.
¡Jesús, y qué caras tan!..."
"Demonios son, es patente
sin duda van a cargar."
En la primera acotación de la escena IX, se describe un paisaje totalmente romántico e infernal, simpatizando con la situación de la escena que se encamina hacia la tragedia.
" el cielo representará el ponerse el sol de un día borrascoso, se irá oscureciendo lentamente la escena y aumentándose los truenos y relámpagos. "

Tras esta acotación, va apareciendo vínculos satánicos en boca del protagonista, que van a acabar en tragedia:
"Hombre, fantasma o demonio
que ha tomado humana carne
hundirme en los infiernos,
par perderme..., ¿qué sabes?...
En este fragmento, Don Álvaro, pone características de fantasma o demonio a Don Alfonso, incluso a él mismo.
"¿Eres monstruo del infierno,
prodigio de atrocidades?".
Llama la atención otra intervención de Don Álvaro, el cual parece estar totalmente poseído, queriendo beber la sangre de su enemigo:
"...Yo matarme
sabré, en teniendo el consuelo
de beber tu inicua sangre.".
Ya en la escena última, cuando está desatada la tragedia y próxima a llegar al clímax, Don Álvaro hace sus últimas intervenciones con rasgos satánicos:
"Yo soy un enviado del infierno,
soy el demonio exterminador...
Huid, miserables."
"¡Infierno, abre tu boca y trágame!
¡Húndase el cielo, perezca la raza humana;
exterminio, destrucción!..."
Aquí, Don Álvaro, se suicida. En la mentalidad de la época, el suicidio estaba mal visto, y la sociedad creía que si una persona se suicidaba, iba directamente al infierno, además de ser una característica propia de la literatura romántica.
Cabe destacar, que si el personaje, o los personajes satánicos son Don Alfonso y principalmente, Don Álvaro, en contraposición está la parte angelical, que es Leonor:
"...Ángel de mi vida...".
sábado, 10 de mayo de 2014
Monólogos de Don Álvaro.
La obra dramática de Don Álvaro o la fuerza del sino, cuyo autor es Duque de Rivas, pertenece a la época literaria del Romanticismo. En esa obra, aparece el personaje romántico: Don Álvaro. Este personaje, es un hombre misteriosos, del que no se sabe su procedencia, ni su familia, ni nada de su vida, el cual, se enamora de doña Leonor y esto desemboca en tragedia. Dentro de esta tragedia se encuentra la separación de los amantes. Don Álvaro huye a Italia, y se integra en la guerra de Sucesión austriaca, para buscar su muerte, creyendo que su amada, Leonor, estaba muerta. En esta guerra, aparece un monólogo de Don Álvaro, el cual se encuentra en al jornada tercer, escena tercera. En este monólogo, don Álvaro expone sus sentimientos, pero unos sentimientos pesimistas, negativos, tristes y apesadumbrados, manifestando su concepto desesperanzado de la vida, ya que está separado de su gran amor, Leonor, y esta situación hace que la vida no tenga ningún sentido, y la única solución que parece encontrar es la muerte. Muerte que él busca deliberada menta en la guerra de Sucesión.
Tras este monólogo, don Álvaro le salva la vida a don Carlos, sin saber que es el hermano de doña Leonor, de unos asesinos. Éstos, se dan nombres falsos, don Carlos es don Félix de Avendaña y don Álvaro es don Fadrique de Herreros. En un tiroteo con el enemigo don Álvaro sale herido junto a don Carlos, que acude en su ayuda con un cirujano. Don Álvaro creyendo que va a morir, le manda a don Carlos, a coger unos papeles que se encuentra en una caja dentro de la maleta de don Álvaro, y que cuando muera, los queme, pero sin mirarlo y se lo hace prometer. Don Carlos lo promete, pero al salir don Álvaro, don Carlos no puede con su curiosidad, y tras un monólogo deliberando si abre la caja o no, decide abrirla y descubre así, quién es don Fadrique de Herreros. Para esto utiliza un monólogo, lleno de dudas, interjecciones, interrogaciones, puntos suspensivos creando así una situación de misterio próxima a la tragedia.
imágenes de http://agrega.educacion.es/galeriaimg/65/es_20071227_1_5041223/es_20071227_1_5041223_captured.jpg y http://ambitocapileira.blogspot.com.es/2010/11/don-alvaro-o-la-fuerza-del-sino.html
Tras este monólogo, don Álvaro le salva la vida a don Carlos, sin saber que es el hermano de doña Leonor, de unos asesinos. Éstos, se dan nombres falsos, don Carlos es don Félix de Avendaña y don Álvaro es don Fadrique de Herreros. En un tiroteo con el enemigo don Álvaro sale herido junto a don Carlos, que acude en su ayuda con un cirujano. Don Álvaro creyendo que va a morir, le manda a don Carlos, a coger unos papeles que se encuentra en una caja dentro de la maleta de don Álvaro, y que cuando muera, los queme, pero sin mirarlo y se lo hace prometer. Don Carlos lo promete, pero al salir don Álvaro, don Carlos no puede con su curiosidad, y tras un monólogo deliberando si abre la caja o no, decide abrirla y descubre así, quién es don Fadrique de Herreros. Para esto utiliza un monólogo, lleno de dudas, interjecciones, interrogaciones, puntos suspensivos creando así una situación de misterio próxima a la tragedia.
imágenes de http://agrega.educacion.es/galeriaimg/65/es_20071227_1_5041223/es_20071227_1_5041223_captured.jpg y http://ambitocapileira.blogspot.com.es/2010/11/don-alvaro-o-la-fuerza-del-sino.html
Suscribirse a:
Entradas (Atom)